Escuchar el sonido de este aire rozando las hojas de los altos chopos con esa calma lenta, fresca brisa de los días de mayo.
Adormecerme en su susurro mientras me abstrae el canto de estos pájaros.
De rojo y verde esta teñido este campo, donde el tiempo detenido observa recuerdos de una infancia; juegos, risas, carreras, que pasados ya, rodeados de troncos retorcidos unos y otro verticales, como flechas, amenazan este cielo azul manchego.
Observarlos y cerrar los ojos es verme con pantalones cortos, durmiendo bajo sus plateadas hojas.
Chopos, olivos, olmos, álamos, sauces, hayas. Amapolas, malvas, margaritas, lilas. Romero, artemisa, retama, tomillo, espliego, cañamo. El pueblo, el río, los campos.
¡Que paisaje encantado!
jueves, 31 de mayo de 2007
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