María se mira en el espejo le cuesta reconocerse, su cuerpo cambia. Se ve con agrado y al poner su mano en su vientre percibe como la vida crece.
Al cerrar los ojos la siente moverse, cambiar de posición, escucha los latidos concentrada en ella… Se transporta a edades pasadas su escuela, sus juegos, el jardín de la casa. Entonces ella era la hija, ahora pronto será la madre.
Caminaban por el paseo hasta la playa, su madre y ella, cogidas de la mano hasta la arena, con sosiego, lentas, sin prisas; llegaban a mojar los pies en el mar.
Esta sentada en una hamaca en la orilla esperando que las olas la mojen. Es como el juego de los niños que escucha cerca, corren, gritan, ríen, se tiran por la arena persiguiéndose.
Como le gusta que el sol la acaricie al atardecer.
Ahora María es la abuela. ¡Que lejos queda el espejo! y a la vez… ¡tan cerca!
Pasado, presente y futuro confluyen en María.